Lejos de sus pupilas todo es más triste, no se contempla su sonrisa gozosa y no se siente su cálido abrazo, desde ese entonces están más tristes mis labios porque esos necios sólo quieren besarle a usted. Es duro este adiós del cual no quiero formar parte, yo sólo quiero ser responsable de habernos amado hasta el amanecer pero con el corazón roto, las ilusiones perdidas y los ojos llenos de lágrimas; me toca pedirle disculpas por haberme aferrado a este fugaz y predecible querer.