Como mar en calma estaba, tan adentrada en mi estado
pasivo
que ignoraba a todo aquel que estaba en las afueras
admirando
el precioso océano que se formaba en mi,
evitando la entrada de toda canoa, barco, o crucero
que quisiera arribar
en el puerto de mi sensible corazón
después de aquel salvaje barco pirata
que zarpo una vez.
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