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Mostrando entradas de enero, 2019

Un adiós liberal.

Un día llegas a casa, te acuesta en la cama y te das cuenta que por primera vez te sientes aliviada, que no hay tristeza en el alma, no te sientes agobiada por no ser amada, o frustrada porque ya no te recibe nadie en casa, no sientes preocupación porque esos mensajes ya no llegan, o porque simplemente no tienes con quien ver una película. Un día llegas a casa y te das cuenta que estás salva, que eres libre y estás feliz contigo misma, llena de luz, sana y calmada, lista para ser amada una vez más, te das cuenta que estás construida y sólo le agradeces al pasado por las nuevas emociones que han llegado a tu vida y que por fin entiendes el orden de las cosas, ves que todo se acomoda y comprendes que siempre, siempre, siempre, algo mejor está por llegar. Amor, no sabes cuánto me dolió este adiós pero fue justo y necesario para los dos. 

Tiempo y cartera.

Si supieras que aún  te llevo en mi cartera...  Que aún guardo tu foto en ese típico puestito donde colocas a  alguien querido. Han pasado siete meses ya desde la última vez que te vi,  desde la última vez que te besé  y dije que sin ti no podía vivir (es irónico porque tú sí),  han pasado siete meses ya y sigo aquí  pero sin tí,  guardando tu foto en mi cartera mientras tu ya guardas  la de alguien más,  han pasado siete meses ya desde que me dejaste de amar, han pasado siete meses ya  y yo sigo aquí tratándote de olvidar.

Con la tristeza en los ojos.

Ríe cada día pero no igual que ayer, sueña todas las noches pero esos sueños no le hacen bien, ¿has notado la tristeza en sus ojos? si la conoces bien lo habrás hecho y si no también, ella es como un libro abierto, con páginas llenas de secretos -Muchas veces los ojos son las ventanas del alma; repetía ella sin cesar. Cuando la miras a los ojos te esquiva la mirada, tiene miedo de ser encontrada, pues ya hubo alguien que le arrebató el corazón, la dejó olvidada, triste y desorientada con una falsa idea del amor. En el oscuro de sus ojos  se puede ver el reflejo de su cuerpo, encharcado y arrugado como pasas por sus lágrimas de dolor, con los pedazos de su corazón roto flotando y en sus manos lleva los recuerdos de aquel amor. Muchas veces los ojos son las ventanas del alma.