Él me amaba, estoy segura de que me amaba pero también la amaba a ella, ella que era su tentación su pecado su infierno su camino directo a la muerte pero también estaba yo, quien lo amaba como una loca, que lo amaba sin importar que esté esa otra, sin importar que a veces me dejase sola. Yo siempre estuve ahí curando sus males, sanándole el corazón, calmándole la conciencia y la existencia, devolviéndole la razón. Siempre estuve ahí ignorando sus mentiras y las noches perdidas, acurrucándolo en mi regazo aunque estuviese dolida, pero había un mal que no podía sanar, contra ese no pude batallar, ella es esa guerra... que me hubiera gustado ganar.